“CON LA LUNA Y EL SOL A SUS PIES”


Arropados en la cuna de la madrugada,
con un velo de hierba y arena,
sin una nana que les abrigue en la alborada,
y amamantados por una melancólica luz de luna llena,
así encontramos a los desafortunados, recién nacidos,
los pájaros anidan, bajo sus llantos y entre sus débiles tejidos.



La noche les felicitó la bienvenida,
a la vida,
y la desafortunada desventura que los ha parido,
les da el beso del abandono y el olvido.



Pero al amanecer,
con la luna y el sol a sus pies,
nada está perdido, todo vuelve a renacer,
que un rayo de luz, esperanza y pasión,
les curará esa cicatriz tan prematura.
Otros pechos y otras manos, les abrigarán el corazón,
que el deseo es grande, y la vida no puede ser tan dura,
y hay hombres y mujeres, deseosos de darles todo el calor,
y amor, más …, y más amor.



Éllos pueden volver a nacer,
porque otros corazones pueden hacer lo demás …
Tal vez una ley muy severa los puede vencer,
pero con un poco de cordura, algún juez, no dejará que sufran más.















No hay motivos para dejar que se pudran en esos labios,
los besos que otros corazones les pueden dar.
Puede el tiempo borrarles la herida,
la cicatriz tan penosa, puede dejar de sangrar,
pueden olvidar el triste beso de la desidia,
pues la nueva aurora, les regala otra sonrisa, al despertar.



Otros labios y otra razón de ser,
sabrán acariciarles el corazón,
ponerle un nombre a los que pueden vencer,
y ponerle los apellidos de la ternura y la pasión,
darle los besos a esos hijos que nunca pudieron tener,
y ofrecerles un hogar, y una familia que se llama, amor.



Arropado en la cuna de la madrugada,
alumbrado por una lluvia plateada de estrellas,
y con un nido de pájaros como almohada,
un recién nacido ha dejado sus tiernas huellas,
llantos y débiles sonrisas, suenan en la alborada.



Pero todo el mundo debe saber,
que al amanecer,
con la luna y el sol a sus pies,
otras manos y otra piel,
le regaló, más de mil gotas de leche y miel,
una familia, un hogar y, un nuevo renacer …

Con la luna y el sol …, a sus pies.





Autor:( Copyright) Vicente V. Solera

1 comentario:

Raquel Graciela Fernández dijo...

Me gustan tus poemas porque son esperanzadores.
Un abrazo!