“NO MÁS ALLÁ DE DONDE ALCANZA NUESTRA MIRADA”



Descendiendo por las laderas
de hierba bañada,
por la lluvia de un futuro incierto,
con todo su mundo reflejado,
en una sola mirada,
va el corazón inocente,
el corazón indefenso,
va la infancia deseosa,
de besar este cielo inmenso.



El niño,
con su edad encadenada,
camina hacia el tortuoso gesto,
de su destino tirano,
lo podemos leer
en las huellas de sus pies y,
en las huellas de cada mano.
Encadenado está,
a un martillo y a una piedra.
El niño, tan niño, y tiene ya,
su pico y su pala, como herramienta.
Sus ilusiones se enredan entre la hiedra,
ilusiones de volver a su infancia dorada.
Pero allá, en la cumbre,
cada segundo se clava,
en su tierna espalda,
como una cruel puñalada.



Y el niño, sueña despierto …
¡ Cuándo dejaré de beber esta hiel … !
¡ Cuándo despertaran mis bellas fábulas … !
Quisiera que todo lo poco que he vivido,
sea un mal sueño, que sólo siento en mi piel,
cuando estoy dormido.



Por los senderos de hierba,
lluvia, barro y piedra,
rostro triste, tristes ojos,
de una infancia casi destrozada.
El niño, tan niño y,
de picar piedra,
ya tiene su corta edad, ensangrentada.



A su infancia la están matando,
y a su futuro también lo mataran.
Las canciones de su niñez, se están acabando,
el niño se está haciendo mayor,
y sus sueños de ser algo más …,
siguen dormidos y esperando,
donde los mayores…,
seguimos viendo, su infancia encadenada …,
no más allá …
No más allá de donde alcanza nuestra mirada.























Autor:( Copyright) Vicente V. Solera